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Leyendas de miedo-El Duende y la hamaca


Una cosa llevo a otra, primero al enterarme de que en ciertas partes de Chiapas particularmente en las pegadas a la costa las personas no pasaban la noche en su hamaca la verdad esque me quede con la duda pero lo deje pasar y es hasta ahora que en la búsqueda de información para ustedes me tope con esta leyenda que en lo personal me encanto aquí se les dejo..


Las casas de la costa, casi todas, son de paredes muy altas, sin cuartos distribuidos en su interior. Un cuadrado o un rectángulo lo aposentan todo, y si esta simple disposición agregamos un brillante piso de cemento o de rojizos ladrillos, y un techo de tejas coloradas, ya se tiene una casa fresca y confortable. Poco exigentes, en una esquina puede ubicarse una sala y en la opuesta el dormitorio; pero si se es escrupuloso de la provincia, un pequeño cancel formado por bastidores y lona encalada puede satisfacerla. Más donde quiera que se viva, debe haber una hamaca, que es en todos sentidos lo más funcional y alentador.


Hace muchos años, costumbre de todo el Sureste, era el uso generalizado de las hamacas. Se hacía uso de ellas para descansar y dormitar en las siestas y para dormir lo más tranquilo posible por las noches. Más ocurrió que, en la costa de Chiapas, un día dejaron de dormir sobre el lecho tendido que se mece. Desde entonces, todos se hicieron de una cama o un simple catre; como el que escoge su propio tormento. La hamaca se abandonaba cuando el sueño arribaba bajo los párpados sudorosos.


¿Por qué ocurrió este cambio lógicamente inexplicable? En todos los poblados del Sureste, desde la punta del Caribe, Yucatán, Campeche, Tabasco y el resto de Chiapas y Oaxaca, la hamaca es útil día y noche. Lecho placentero y necesario. Pero en nuestra costa se enreda por sí misma enjuta y abandonada o se desprende de sus amarras por las noches. Una sucesión de acontecimientos inexplicables ocurridos a mucha gente, hizo nacer la sensación de algo sobrenatural. Una leyenda sirvió para advertir la razón de esta importuna abstención.

Pues bien, se dice que un nativo de Juchitán, Oaxaca trajo de su tierra una hamaca de lo más cómoda, y obvio dormía en ella causando la envidia de los demás peones.

Una noche dormía plácidamente cuando una fuerza invisible movió la hamaca del tehuano a su gusto y antojo, parecía que un viento huracanado llegaba. El hombre se asustó de muerte. Abrió los ojos; y al no ver a nadie pensó en algún ser misterioso, en un espíritu que lo columpiaba. Y en un momento se dejó caer al piso antes de ser lanzado, los demás peones corrieron a su auxilio al escuchar el golpe, algunos opinaron que se trataba el espíritu del antiguo dueño de esa hamaca que murió en ella y que no dejaría que nadie descanse en ella, otros opinaron que se trataba “Del Duende”.

La noticia corrió como pólvora convirtiéndose en una creencia que se ha venido arraigando a las personas de tal manera que prefieren dormir en el piso, en un catre o en un sabucán con paja antes de atraer al duende con el contante “trac-trac” del mecer de las hamacas.

Unos dicen que es un ser desencarnado, otros mencionan que es un enanito como un gnomo que[jl1] adquiere una fuerza descomunal en sus brazos para lograr mecer con tal fuerza las hamacas.

Es mágico e inimaginable el colorido tan hermoso de este folklor, cierto o no si pasas por las costas de Chiapas no olvides levantar tu hamaca al anochecer, no valla a aparecer el duende y “Te eche un perjuicio”.


http://www.zonainfantil.chiapas.gob.mx/leyendas/duende.php

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